jueves

Errores comunes en la enseñanza de Matemáticas (2).

LOS PROBLEMAS DEBEN INVITAR A PENSAR, NO A HACER CÁLCULOS MECÁNICAMENTE;


Los problemas matemáticos que se plantean en la escuela deberían propiciar el pensamiento crítico y analítico. Lamentablemente, diversas dificultades a las que nos enfrentamos en el desempeño de nuestra labor docente hacen que se utilicen  más bien para entrenar habilidades mecánicas.
Hay modelos de problemas para satisfacer todas las necesidades y lo cierto es que lo ideal es desarrollar cuantos podamos sabiendo conscientemente cuáles son los fines que perseguimos.
Lo que me parece inadmisible es que se propongan problemas que invitan a razonar y desarrollar estrategias pero que para resolverlos se considere sólo el pensamiento mecánico.
Voy a ejemplificar a qué me refiero con un caso práctico con el que me he encontrado, que dada la magnitud de lo que implica, no puede ser calificado como errata sino como flagrante error de concepto.
En el libro de Matemáticas 3.º de Educación primaria del proyecto Savia de la editorial SM se propone el clásico problema de la rana y el pozo como actividad motivacional.

Captura de pantalla de la edición digital del libro de matemáticas de 3.º de primaria del proyecto "Savia" de la editorial SM.

Es un problema muy popular que conozco desde que era niño, lo cual hace que me llame más todavía la atención que se haya cometido un error tan grave.

En clase, enseguida, caen en la cuenta de que la rana avanza 1 m al día (3 -2 = 1) y aun cuando la multiplicación no la dominan y el algoritmo de la  división les es desconocido y extraño, pronto concluyen que si la rana logra avanzar 1 m al día tardará 20 días en sortear los 20 m que mide el pozo.
Además, es la respuesta que marca la guía para el profesorado que ofrece la propia editorial:

Captura de pantalla de la edición digital del libro de matemáticas de 3.º de primaria del proyecto "Savia" de la editorial SM.

¡Pero no es verdad! ¡Ésa no es la solución! ¡Es mentira que la rana tarda 20 días!
¡Imaginad la sorpresa cuando dices que ésa no es la respuesta correcta! ¡Hasta el libro se equivoca!
Por fortuna, a esta edad (8-9 años) se suele tener mucha voluntad en resolver este tipo de retos. Enseguida empiezan a decir números al azar, al buen tuntún. Si no logran salir de ahí, les suelo plantear algún dibujo. No tardan en darse cuenta de que para resolver este problema, han de buscar nuevas estrategias.
Trabajando en grupo, tras un buen rato, obtuvieron la verdadera respuesta.
¿Y quienes me leéis? ¿Qué? ¿Sabéis cuánto tarda la rana en salir del pozo?

Creación propia
Y ojo, que aun así discutimos entre dos posibles soluciones. Pero en clase ya estamos de acuerdo en que 20 no es, bajo ningún concepto, la respuesta correcta.


Este tipo de errores no ayudan, la verdad, en mi eterna disyuntiva de si hay que utilizar o no libros de texto en clase. Ya di cuenta de otro, casualmente de la misma editorial, en esta otra entrada. En fin.