miércoles

Platter, J’Imz y Y’o.

Microrrelato ganador del primer premio de un concurso organizado por el foro de aficionados a la fantasía en 2016. Consistía en escribir un texto de no más de 500 palabras siendo «deshuesado» una de ella.

Todo cuanto les rodeaba estaba hecho de algo similar al acero pero que brillaba como la plata.  Salpicando las suaves pero complejas formas, poblaban cada rincón miles de adornos que recordaban vagamente a escarabajos de cristal negro que parecían vigilar cada uno de sus movimientos. Frente a ellos, una gigantesca puerta lisa, pulida y brillante, pero que no arrojaba reflejo alguno, rodeada por extraños símbolos.


— Lo sensores no muestran nada concluyente, Padre.


Tras esto, silencio. Sólo silencio. El Padre Platter revestido por su servoarmadura miraba tras sus dos acólitos la ciclópea puerta que se erguía frente a ellos. Tomó aire del hidrotanque y, a través del comunicador,  rompió la quietud:


— Hermano Y’o, proceded.


Y’o sacó de la retro mochila el arco golvoniano que, al ser activado, emitió un crujido estático. Los sensores de los tres empezaron a indicar con irregulares pitidos el aumento de ozono. El potente cañón alimentado por el arco empezó a ionizar el ambiente cada vez con mayor intensidad y, así,  Y’o se dispuso a fundir cuidadosamente la puerta, describiendo, poco a poco, con lentitud, una perfecta línea paralela al marco de la misma.


— Pero  Padre  Las inscripiciones. Aún no…


— Cállate J’Imz. Cállate y sigue traduciendo.


Platter había recorrido innumerables sistemas siguiendo el suave murmullo de las leyendas, pero al fin lo había encontrado: Un gran edificio surgido de algo sin mente y forjado artificialmente por un deseo más antiguo que el tiempo.


Al fin los secretos que encerraba este misterio serían suyos. Tan pronto como atravesara el umbral de esa puerta.


— Estos símbolos — musitó J’Imz, enfrascado en las notas que arrojaba la holopantalla de su antebrazo—, me recuerdan vagamente al Comic-Sans-Oceánico Hindo-Tardo-Noruego de Terra 2, pero con extrañas formas, formas cuneiformes. Lo cual reforzaría la idea del Dios-Madre que escuchamos en…


— Traduce y calla — interrumpió Platter.


— ¿No sería más prudente, Padre, esperar a que el hermano J’Imz terminara de traducir y luego abrir la puerta?


— Y’o sigue con tu tarea y J’Imz, sigue con la tuya. Hay un tiempo para la prudencia y no es éste.


— Esto de aquí... es algo así como es...  es...  estancia.


¡Plum! Un ruido sordo y seco anunció la caída de la puerta. Ahora a Platter solo la obscuridad más absoluta le separaba de su objetivo.


— O salón. Aunque podría sssser más bien sala.


Platter no oía nada de lo que decía su acólito. Avanzó un paso. Y luego otro. Engullido por la negrura se perdió ante los ojos de Y’o y J’Imz que seguía absorto en las inscripciones que rodeaban el hueco que había dejado la puerta.


Súbitamente, Platter notó que algo le agarraba y le arrastraba a gran velocidad asfixiando todo intento de gritar.


— “Sala…” — dijo J’Imz para sí ­— “Sala de despiece y deshuesado. Precaución.” diría yo que pone…