Dentro del curso on-line masivo que se enmarca dentro de las medidas de la Comunidad de Madrid para mejorar la conviencia escolar, estudiamos un caso práctico que puedes consultar aquí.
A continuación, mi comentario del caso.
Imagen de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bullying_on_Instituto_Regional_Federico_Err%C3%A1zuriz_(IRFE)_in_March_5,_2007.jpg |
¿Estos hechos pueden
considerarse como acoso?
El caso de Adrián puede ser tipificado como acoso escolar.
Adrián está cambiando su comportamiento de manera negativa y
existe un riesgo de exclusión dentro de la clase y riesgo hacia su integridad
física.
Además, se percibe una clara intencionalidad por parte de
los agresores y se ha producido de manera recurrente a lo largo de un periodo
de tiempo que implica, al menos, 4 semanas. Así mismo, hay un manifiesto desequilibrio
de fuerzas entre la víctima, que carece de habilidades sociales y no se
enfrente a la agresión, y el agresor que ejerce su conducta apoyado por un
grupo.
Se ha producido violencia física y verbal y la víctima se enmarca
dentro del tipo pasivo mientras que los agresores son proactivos subtipo I y
subtipo II.
Desde un punto de vista del contexto social, se puede
observar acosador (Félix), cómplice (Irene), y reforzador (Gonzalo, Ana) y
observadores (resto de la clase que le dan la razón en que sus compañeros obran
mal, de forma velada); pero no existe la figura de ningún defensor o defensora.
¿Qué documentos o
planes del centro deben contemplar y tener previstas este tipo de conductas?
Este tipo de situaciones han de contemplarse dentro del “Plan de
Convivencia” del “Proyecto Educativo de Centro” y tratarse, además de siguiendo
los pertinentes protocolos, de manera transversal en el currículo siguiendo
pautas del “Plan de Acción Tutorial”.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dont_Bullying.jpg |
¿Qué te parecen las reacciones del jefe de estudios y de la tutora?
Me parece que, aunque no son deseables, son reacciones lógicas,
fruto de un exceso de carga de responsabilidades y de falta de medios,
personales, materiales y temporales. En ningún momento creo que les mueva la
mala fe ni un deseo de hacer dejación de sus responsabilidades, sino que les
han sido impuestas otras (tareas y responsabilidades) más perentorias que hacen
que este tipo de situaciones les genere estrés. Si lo pensamos detenidamente,
son un intento de solventar el problema. Es decir, hay una intencionalidad
buena. Pero no se les ha proporcionado el marco adecuado para llevarlo a mejor
fin.
¿Qué medidas
educativas y/o disciplinarias podrían activarse ante estos hechos?
Habría que hablar individualmente con las partes implicadas,
observadores incluidos, sin juzgar, sólo haciendo ver lo errado del comportamiento
de cada uno y lo acertado, si lo hubiere. Además, dialogando adulto-niño acerca
de cómo habría que haber obrado y cómo hay que obrar a partir de ese momento.
Tras esas reuniones, estas conversaciones se deberían
trasladar al aula para hacerlas en conjunto y alcanzar el compromiso de tener
en “observación” el hecho para informar debidamente y hacer que no se repita.
Paralelamente, habría que trabajar con Adrián para que fuera
ganando habilidades sociales y realizar estudios dentro del aula para conocer
con qué alumnos se le pueden ir proporcionando espacios de acercamiento para
que cree una red social que le ayude.
¿Qué opinas sobre los
comportamientos de los alumnos?
Es un comportamiento que pasa desapercibido, y que incluso
vemos “normal”. Lo atribuimos a “chiquilladas” e incluso por
parte de los agresores podría percibirse como un mal entendido intento de “integrar” a
Adrián, de hacerle vencer su “timidez”. Creo que, no obstante, todos estaremos
de acuerdo en que es necesario prevenir esas conductas. Se dice a menudo que las
dificultades que nos encontramos nos ayudan a forjar nuestro carácter y a crecer
como personas. Puede ser cierto. Pero bastantes dificultades hay en nuestro camino, día a día,
como para que convivir sea una desventaja.
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